Las condiciones de salud en México se complican por la falta de prevención y atención oportuna.
VIH
El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), una epidemia creciente a nivel mundial, se ha puesto de “moda” en México, mostrando un panorama incontrolable e inquietante de contagios, que se ha incrementado drásticamente desde 2018 hasta el día de hoy, afectando distintos grupos sociales y manteniendo vulnerable la salud pública en el país.
Los métodos que se utilizan en la actualidad para prevenir la infección y la información disponible, no mantienen las condiciones sociales de salud en un nivel óptimo, tampoco promueven de forma efectiva la prevención de contagios. Hasta ahora, no se puede asegurar que ningún método o enfoque de prevención pueda poner fin a la epidemia de VIH. Las intervenciones en conjunto han demostrado su efectividad a la hora de reducir el riesgo de contagio del VIH, incluyendo los preservativos masculinos y femeninos, el uso de medicamentos antirretrovíricos como profilaxis previa a la exposición (PrEP), la circuncisión médica masculina voluntaria (CMMV), las intervenciones para cambiar las conductas y reducir el número de parejas sexuales, el uso de agujas y jeringas esterilizadas, la terapia de sustitución de opiáceos (por ejemplo, con metadona) y el tratamiento de las personas que viven con VIH para reducir su carga viral y alcanzar niveles indetectables del virus en la sangre y así evitar la transmisión.
La difusión global de nuevas infecciones por VIH superó el umbral hasta entonces registrado; estableciendo así que la mayoría de las nuevas infecciones a nivel mundial se encontraban entre grupos de población clave y sus parejas sexuales. Los datos disponibles sugieren que el riesgo de infección por el VIH para los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres es varias veces mayor que entre el resto de la población. De forma similar, el riesgo de adquirir el VIH para personas que se inyectan drogas es 20 veces mayor que el de las personas que no lo hacen; 21 veces mayor para las trabajadoras sexuales que para el resto de mujeres adultas de entre 15 y 49 años; y 12 veces mayor para las mujeres transgénero que para los adultos de entre 15 y 49 años. Poder identificar la población en mayor riesgo de contagio y mortalidad es clave para brindar atención específica a los grupos más vulnerables. Los datos más recientes determinan que 54% de la población que vive con VIH son mujeres y niñas.
Con estos datos y los lineamientos de atención poco efectivos, es inminente la lejanía que impera para concretar soluciones que disminuyan el contagio y frenarlo, pues el aumento de infecciones y contagios parece no tener fin. Las preguntas que surgen ante esta situación son: ¿qué hace la población de forma consciente para disminuir la alta incidencia de infecciones?; como individuos, ¿se tiene el firme compromiso de cuidar de manera responsable nuestra salud sexual al usar métodos preventivos y procurar que la integridad de nuestra pareja sexual se mantenga en pleno bienestar?; ¿por qué los miembros de la comunidad LGBT+ siguen siendo el sector más vulnerable?; entre otros tantos cuestionamientos.
Si bien los protocolos de atención en el país establecen vías de acción y pautas específicas para brindar servicios sanitarios, la falta de cobertura nacional con relación a la información y los métodos preventivos, parece ser escasa, lenta o nula; sin tener una plataforma sólida que cubra en su totalidad los procesos de asistencia comunitaria, se reducen los esfuerzos de las instituciones de salud para darle solución al problema de VIH que incrementa cada año.
TODOS SOMOS VULNERABLES AL RIESGO
Prácticamente no se puede atender a toda la población y en algunos casos quienes reciben atención médica no tienen un seguimiento correcto del tratamiento, haciendo que prevalezcan otras afecciones o complicaciones. Además se debe tomar en consideración que la falta de educación impide iniciar una vida sexual y reproductiva de forma responsable. No es suficiente enfocar esfuerzos en los temas de embarazo, que también son muy limitados, se necesita formar un pensamiento colectivo dentro de la sociedad comprometido con la educación sexual que oriente a la población a entender que las experiencias sexuales son parte del crecimiento y desarrollo humano. Se deben promover los temas referentes a la sexualidad dentro del hogar, en los niveles educativos y facilitar información para disposición de toda la comunidad.
Asegurar que todas las generaciones gocen de una salud óptima, incluye la libertad de elección para disfrutar una vida sexual plena y feliz, libre de riesgos.
Acabar con la epidemia del VIH es un compromiso con los 40 millones de personas que han muerto a causa de esta enfermedad.
También representa una oportunidad de gran trascendencia con la que sentar las bases de un mundo más sano, justo y equitativo para las generaciones futuras. Very Important Humans
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